Ubicado en el corazón del barrio Parque Batlle, este edificio de oficinas se presenta como una reinterpretación contemporánea del estilo brutalista, combinando la solidez del hormigón expuesto con una cuidada incorporación de vegetación en sus fachadas. La propuesta se organiza en una serie de niveles que alternan balcones y retranqueos, generando ritmo visual y permitiendo una conexión directa con el exterior desde cada unidad. Este juego volumétrico, además de enriquecer la experiencia espacial, otorga carácter propio al edificio, diferenciándolo dentro del tejido urbano. La integración de jardineras y vegetación nativa refuerza el vínculo con el entorno y aporta frescura, sombra y calidad ambiental, tanto en el espacio público como en el interior. Un proyecto que apuesta por una imagen corporativa sólida, pero en diálogo permanente con la naturaleza.